Para Magnus Carlsen (Tönsberg, Noruega, 1990), indiscutible número uno desde 2011, es tan importante divertirse mientras compite que para ello está dispuesto a arriesgar y rozar la derrota. Teniendo en cuenta que perder en ajedrez suele doler aún más que en cualquier otro deporte, es muy raro que un campeón del mundo juegue con el desparpajo del noruego en la partida de este vídeo, aunque fuera en la modalidad relámpago (unos cinco minutos por bando para toda la partida).
Carlsen toma un camino muy innovador, por no decir excéntrico, con su cuarto lance (g4). Su temible rival, el francés MaximeVachier-Lagrave, rechaza la contestación más lógica (d5) seguramente porque cree que el escandinavo trae todo muy preparado de casa. Carlsen sigue arriesgando al máximo, pero logra meter una cuña en la retaguardia enemiga que parte la posición adversaria en dos. Y para lograr una posición netamente ganadora realiza una maniobra sibilina. Tanto, que el espectador pensará probablemente que se trata de otra excentricidad. Pero es una genialidad.
